DIAGNÓSTICO
—Es un tumor cerebral.
Escuchó las palabras del médico, pero lo único que podía ver era la sombra que se encontraba tras él. Intrusa y amenazante.
—Lamentablemente está muy avanzado, así que es inoperable. Lo siento mucho.
La sombra se alargó devolviéndole una mirada burlona. Una sonrisa obscena se formó en su rostro, idéntico al suyo pero a la vez tan distinto.
—Disculpe, ¿escuchó lo que le dije? ¿Señor?
—Le oigo… sí…
De modo que era cierto, no estaba teniendo alucinaciones. Los ruidos, las risas, esa cara demoníaca que lo acechaba desde los rincones. Todo era real. Tendría que seguir coexistiendo con esa entidad durante el resto de su vida.
Menos mal no le quedaba mucho tiempo.