LA CIRUGÍA

—Voy a quedar bien, ¿verdad, doctor? A mi edad, es más importante que nunca cuidar de la apariencia.
—Eso es lo único que siempre te ha importado, la apariencia. Maldita perra superficial.
—¿Disculpe?
Recostada en la camilla del pequeño quirófano, Sarah frunció el ceño.
—Realmente no me recuerdas, ¿verdad? El chico pálido y feo al que acosabas en la secundaria, solo por tener una enorme nariz. Como pasa el tiempo.
—No… no puede ser…
El hombre sonrió, mostrándole un afilado bisturí.
—Ya quiero que despiertes y veas mi nueva obra de arte.
Las malignas palabras del doctor Sánchez, fueron lo último que Sarah escuchó antes de quedar inconsciente bajo el efecto de la anestesia.