LA CIUDAD ENIGMÁTICA

—Este pueblo no aparece en el mapa.
—¿Estás seguro?
—Seguro. —El muchacho levantó la vista del GPS y miró a su alrededor—. Parece que ahora sí estamos perdidos.
—No me gusta este lugar.
Aquel poblado desconocido se había quedado varado en plenos años 50. Varias ventanas sin cortinas desvelaban el interior de sus antiguas casas, impregnado con la nostalgia de la época. Y también a sus habitantes, quienes no eran más que esqueletos congelados en sus labores cotidianas.
—No puede ser… ¿qué demonios pasó aquí?
El sonido estentóreo de una alarma sobresaltó a ambos hermanos.
Se miraron, sin saber lo que significaba aquello pero con el amargo presentimiento de que estaban a punto de descubrirlo…