LA FAVORITA

La odio.
La odio porque papá siempre la prefirió antes que a mí. Ella es más dulce, más hermosa, más lista y amable.
A mí también me quería, claro, pero nunca como a ella.
Aún así lo amo. Lo amo lo bastante como para conformarme con solo una parte de su afecto. Nunca me daré por vencida.
Esta noche le he preparado una cena especial. Vino tinto, ensalada verde, patatas con mantequilla. Y un asado suculento que devora con fruición, hasta limpiar el plato por completo.
—¿Te gustó, papá?
—Estaba delicioso, cariño. Simplemente delicioso.
—Sabía que te gustaría —le digo, sonriendo perversamente—, después de todo, siempre te ha encantado cada parte de mamá. Ella siempre fue tu favorita.