LENGUA MUERTA

Mi hijo no pronunció sus primeras palabras hasta que cumplió tres años.

Pensé que tenía un problema de aprendizaje, pero un día, de pronto, comenzó a hablar demasiado. Siempre repetía las mismas oraciones, versos confusos en un idioma que nadie podía reconocer. 

La noticia se hizo viral de inmediato, atrayendo la atención de un especialista.

Este hombre había estudiado varias lenguas muertas. Tras varios días de minuciosa observación, finalmente logró traducir las misteriosas palabras de mi pequeño.

—¿Qué significan, profesor?

—Es una profecía.

—¿Una profecía?

Él se volvió con semblante sombrío. Un miedo instintivo se apoderó de mí al notar su mirada, anticipando algo terrible.

—Tenemos que avisar al resto del mundo. Algo terrible está a punto de suceder.