Mi trabajo es embellecer a las personas. 

No es tan fácil como todos creen, hay que tener paciencia y estudiar sus rostros con atención. Resaltar sus labios y sus mejillas pálidas, cubrir cuidadosamente las imperfecciones de la piel. 

En cierta manera, me siento orgullosa de lo que hago.

Nunca creí que tendría la oportunidad de embellecerte a ti, mamá. Luces bien, mejor de lo que yo misma esperaba.

Enhorabuena por las dos…

—Jen, ¿segura que te encuentras bien?

—Sí, claro. Ya pueden llevársela.

En ese momento, mis compañeros de la morgue entraron para colocar a mamá dentro del ataúd y trasladarla hasta el velatorio.

Al menos lucirá bien durante su despedida.