ENVIDIA
—Dos combos grandes con papas fritas y una orden de aros de cebolla. ¿Sería todo?
—Sí, gracias.
—Date prisa, amor. Tenemos que apurarnos a comer o llegaremos tarde.
La chica sonrió y le entregó un billete a Sandra, antes de ir a sentarse con su novio.
—¡Conserva el cambio!
«Tan cursis», pensó, mientras observaba a la pareja. Él era demasiado atractivo y miraba a la muchacha con tal adoración, que Sandra no pudo evitar envidiarla. «La suerte que tienen algunas…»
Aburrida, desdobló el billete. Luego se quedó helada, al descubrir el mensaje que la chica había escrito con su temblorosa caligrafía:
ÉL NO ES MI NOVIO. AYUDA.