HISTORIA MACABRA

Oculto en un rincón del desván, Oscar escuchó los pasos del asesino en el piso inferior. Notó como entraba en cada habitación, buscándolo incesantemente y entonces subió las escaleras.

Vio sus pies, deteniéndose ante el umbral del derruido ático.

Acto seguido, tocó a la puerta…

Una serie de golpes abruptos interrumpió la lectura de Oscar. El chico miró hacia la puerta del desván, con el corazón en un puño.

Esperó, convencido de que lo había imaginado.

Entonces volvieron a tocar.

Oscar cerró lentamente su libro, un sudor frío recorría sus manos.

«¡No sigas leyendo!», le advirtió una voz en su cabeza.

Sin embargo, el picaporte de la puerta ya estaba girando…