HUESOS
—Encontramos los restos del cadáver en una propiedad abandonada al sur de la ciudad. Nadie ha sido arrestado aún.
—¿Se sabe ya la identidad de la víctima?
—Quien hizo esto quería ocultar su identidad a toda costa; casi todo el cuerpo se disolvió en ácido. Prácticamente solo quedaban los huesos.
—¿Y qué esperan para analizarlos?
—Ya lo hicimos, señor. Pero hay un extraño inconveniente.
—¿A qué se refiere?
El joven forense se volvió hacia el inspector de policía con inquietud.
—Ese es el detalle, señor. Verá, de acuerdo con los análisis que se efectuaron en el laboratorio, esta persona… esta persona es usted mismo.