—Recuerdo el día en que terminaste de escribir este libro para mí, pensabas que era mediocre, pero yo estaba encantada. Que lindo que te inspiraras en ambos para crear una novela de amor.
—Temía que te pareciera cursi.
—Lo es, pero me gusta. —Sonreí, melancólica—. Desearía que aún estuvieras aquí.
—Pero lo estoy. Cada vez que revives nuestra historia, vuelvo junto a ti.
—No es lo mismo —suspiré—. Hasta luego, querido.
—Hasta siempre, amor.
Cerré el libro y tú te desvaneciste, mirándome con ternura. Si tan solo pudiera tocarte al igual que estas páginas, sería más sencillo enfrentarme a tu ausencia.