ACCIDENTE
—Carlos, no vayas tan rápido.
—No empieces de nuevo, mujer…
—¡Baja la velocidad! Creo que chocaron allá adelante.
Carlos frunció el ceño al vislumbrar las luces a unos metros de distancia. Era de noche, la carretera estaba desierta.
—Parece que fue un choque feo. ¿Y si necesitan ayuda?
—Seguro que ya llamaron a alguien.
—Pero…
—Mamá, ¡ese coche es igual al de nosotros!
—¡Oh, Dios mío!
La familia se quedó helada al vislumbrar el vehículo medio destrozado con sus ocupantes: el padre, la madre y la pequeña hija. Tres personas idénticas a ellos. Heridos e inmóviles sobre sus asientos.
Carlos solo aceleró para alejarse. El resto del viaje transcurrió en silencio.