ACECHADOR

Todos los días pisas la escalinata que se levanta en medio de este callejón, para ir y regresar del trabajo. Lo sé porque te he observado. Hace mucho que te observo.

A menudo te pones aquella chaqueta desgastada de ante, tu favorita. Odias los días nublados, pero disfrutas cuando la luz del sol se desliza entre las paredes amarillas de la callejuela, haciendo que tu camino sea un poco más agradable.

Sí, te he estado contemplando. He aprendido de ti lo suficiente como para percatarme de que nunca nadie te acompaña.

Siempre te miro pasar a través de la ventana, desde el caserón que llevo largo tiempo habitando. ¿Por qué nunca lo has notado? Debe ser porque no soy humano. 

Ten mucho cuidado al andar por aquí. Un día de estos, tal vez te siga hasta casa.