ANCESTROS

—¿Qué harás con la granja, ahora que la abuela ha muerto?
—No lo sé. Esta granja fue el hogar de nuestra familia por generaciones.
—No me gusta. Todo es tan viejo y arruinado.
Mi madre y yo nos adentramos en la que era la habitación de mi abuela. Aún puedo oler su perfume. Pero eso no me reconforta.
—Calla y ayúdame a sacar sus cosas.
Hay una caja de madera en el armario, está repleta de fotografías antiguas de nuestros antepasados. Fueron tomadas en la granja.
Además de que ninguna sonríe, todas las personas en estas imágenes tienen algo en común: les falta el ojo izquierdo. Miró a mi madre y veo que ella también se ha quedado muda de temor.
—Mamá, no creo que debamos quedarnos aquí.