CARNAVAL

Tenía seis años cuando el Carnaval Fantástico llegó a nuestra ciudad, anunciado por el hombre del ojo carmesí. Todavía le veo en mis pesadillas, invitándome a dar una vuelta en el tiovivo con su voz de ultratumba. 

—Cuidado con lo que miras, muchacho. —Él reía sin parar mientras los animales a mi alrededor se deformaban, bailando como bestias voraces al ritmo de una siniestra melodía—. Aquí nada es lo que parece.

Odiaba el Carnaval Fantástico. Fue allí donde Sally Mathers vio algo tan horrible que la dejó sin habla, tras visitar la tenebrosa Mansión de las Tinieblas. No ha vuelto a hablar desde entonces.

Creí haber escapado de esas atracciones de pesadilla. Pero están de regreso.

Esta noche me encerraré en casa. Encenderé la radio e intentaré perderme entre las páginas de un buen libro, hasta que esa música infernal desaparezca.