CONFESIONES

—Empiezo yo.

Un destello brotó de la oscuridad. Quien hacía la pregunta debía encender una bengala. Eran las reglas del juego.

—¿Qué es lo más horrible que has hecho en tu vida?

—Cuando tenía doce años, intenté prender fuego a la casa, mientras papá y mamá dormían.

—Mierda.

La luz se extinguió. Nos quedamos en silencio.

—¿Entonces es verdad que intentaste matarnos a todos?

—Debes encender la bengala antes de preguntar.

—¿Es verdad o no? —Mi hermano encendió otra bengala. Vi sus ojos, que me observaban desorbitados.

—No a todos.

El estallido del revólver inundó el ático, antes de que la luz volviera a desvanecerse.