DELIVERY

El repartidor tocó el timbre y esperó a que alguien abriera la puerta. Sin embargo, no escuchó a nadie del otro lado. Cuando estaba por tocar de nuevo escuchó una voz.

—¿Quién está ahí?

Era casi un murmullo, fino y tembloroso. Aquello era muy raro.

—Buenas noches. Traigo su pizza.

—Entra. 

La puerta se abrió de par en par, revelando un oscuro pasillo.

—Entra —insistió la voz que provenía de ningún lugar—, no tengas miedo.

El joven permaneció donde estaba. Impelido por un impulso, miró hacia arriba. Alguien lo estaba observando desde la ventaba. Había tenido tiempo de ver como se ocultaba tras las cortinas.

—¡Entra!

El muchacho dejó la pizza en el suelo y corrió a su motocicleta. Mientras se alejaba, pudo ver como como una figura deforme salía de la casa, tratando de alcanzarlo.