ECLIPSE
Han pasado tan solo unas cuantas horas desde que el sol desapareció del cielo.
Se suponía que el eclipse se prolongara tan solo unos cuantos minutos. Pero cuando el tiempo transcurrió y el mundo permaneció sumido en la penumbra absoluta, un profundo terror se apoderó de la humanidad.
La gente apuntaba hacia el cielo con desesperación y se aglomeraba en las carreteras y supermercados, preparándose para lo inminente. Los medios y redes sociales no contribuyeron a calmar la histeria. La ausencia de luz suponía una serie de consecuencias devastadoras que como especie, no estábamos listos para afrontar. Desde la pérdida irremediable de la flora universal hasta una glaciación…
—¿Es verdad que el sol ha muerto, papá?
—No tengas miedo, hijo mío.
Es difícil decirlo y mantener la calma, tras conocer lo que han revelado esas imágenes filtradas desde múltiples observatorios. No son las pruebas de una estrella que simplemente cesa de existir, como tantas otras en nuestro vasto universo. La verdad es mucho más aterradora.
Allá arriba, hay un depredador cósmico que está devorando nuestro sol.