—Por años, hurgamos en el cosmos en busca de vida inteligente. Y los indicios nos guiaron hasta ellos, solo para enfrentarnos con una terrible verdad: Ellos crearon nuestro universo. Pero no son benevolentes. La Tierra es tan solo una de sus fuentes de alimento. Y está a punto de llegar a su etapa de maduración.

La sala de conferencias se llenó de murmullos de preocupación y temor. Científicos, astronautas, líderes mundiales, todos se habían reunido en secreto para ser alertados sobre la amenaza que se cernía sobre el mundo.

—¿Cómo podemos detenerlos? —preguntó alguien.

—Es imposible. La tecnología de estos seres es mucho más avanzada que la nuestra. No tenemos oportunidad.

—Cuando esto se sepa, el pánico estallará en el planeta. Habrá suicidios en masa,  las ciudades colapsarán… la humanidad no está preparada.

—Tendrá que estarlo. Es tiempo de recurrir a las armas.

—Las consecuencias de una guerra espacial podrían ser atroces…

—Es nuestra única opción. Ellos vienen en camino. O nos defendemos, o somos cosechados como alimento.