EL DESCENSO
Aquella noche, todos los habitantes de la villa salieron de sus casas para contemplar la lluvia de estrellas. Uno a uno perdieron la consciencia en sus tejados, en sus patios y jardines, presas de un sopor repentino.
Por la mañana nadie recordaba lo que había sucedido.
Nadie con excepción del pequeño Billy, ese inquieto chiquillo al que todos compadecían a causa de su discapacidad mental.
Él recordaba la brillante fisura que había fragmentado la atmósfera, dejando entrar a nuestro mundo a aquellos seres espectrales que descendieron para robar los sueños de cada persona en el pueblo. Billy contó a todos lo que había visto.
Pero por supuesto, nadie le creyó.