EL POZO
Hoy se cumple exactamente un año desde que mi hermana cayó por el pozo. Nadie sabe cuan profundo es, ha estado aquí por generaciones, mucho antes de que mi propio bisabuelo naciera.
Por eso nunca pudimos recuperar su cuerpo.
Después del accidente, decidí taparlo por completo. No es que tenga miedo a caer yo también, jamás me acercaría.
Es que no puedo soportar su llanto. Hace tanto tiempo que se fue y aún me parece escucharla, precipitándose al vacío. Me pide que baje por ella. Me estoy volviendo loco.
Ya es suficiente, es hora de dormir. Por la mañana me marcharé de esta casa.
Escucho un ruido y alzo la mirada. La tarima del pozo se está deslizando lentamente. Una mano pálida asoma y se aferra al borde.
No puede ser. Dios mío, no puede ser…
—Alice…