EL TELEVISOR

—La casa aún se siente tan vacía sin tu hermana…

—Hace un año que murió, mamá, tienes que aceptarlo. Trata de descansar.

Gloria se sentó en el sofá mientras la joven desaparecía en la cocina. Deprimida, encendió el televisor; tal eso la ayudara a distraerse. Una breve interferencia hizo parpadear la pantalla, antes de mostrar la imagen de su sala de estar.

—¿Pero qué…? —La mujer abrió los ojos, estupefacta.

Sus hijas estaban ahí, ambas forcejeaban en la escalera. La menor empujó a la mayor con rabia. Su cuerpo se estrelló contra la mesa de café y se quedó inerte. Justo como lo había encontrado el día en que murió.

Un vaso se rompió a sus espaldas. Gloria volteó, aterrada.

Su hija se hallaba ahí, pálida y con los ojos fijos en el televisor.

—Ella me obligó, mamá…