ETERNAMENTE
—En 1884, Mister Walsh construyó esta villa para su amada esposa, de la que estaba locamente enamorado. Por desgracia la joven estaba muy enferma y murió un año después de instalarse aquí.
—Qué historia tan triste. —Miré a mi alrededor. La mansión era simplemente magnífica, pero lo que más me gustaba, era el pequeño lago artificial a las afueras.
—Mi abuelo siguió viviendo como si ella estuviera presente. —En ese momento salimos por la puerta principal para admirar el jardín—. A menudo lo escuchaba hablar con ella. Decía que su amor era más grande y poderoso que la muerte misma.
Miré hacia el lago y por un instante, me pareció ver la imagen de un hombre y una mujer en el reflejo de las aguas, mirándose amorosamente. Me estremecí.
Quizá algunas cosas sí son para siempre.