Hasta que la muerte nos separe.
No hasta que te casaras con otra. No fue eso lo que prometiste en el altar. Sin embargo, tuviste la cruel amabilidad de invitarme a tu boda, supongo que debería darte las gracias por eso.
Pero no voy a agradecértelo. Vas a recordar este día por el resto de tu vida. Tú, esa mujer y el resto de tus invitados lo harán.
Ese es mi regalo de bodas para ti.
—Si alguien se opone a este matrimonio, que hable ahora o calle para siempre.
—¡Eric!
Antes de meter el revólver en mi boca, vi el terror que inundaba los ojos incrédulos de mi ex-marido. Luego tiré del gatillo…