LA GRIETA

La primera noche de verano, el profesor Smith descubrió una grieta en el cosmos. Poco después el personal del observatorio lo encontró sin vida en su despacho. Se había cortado las venas.

Su diario mostraba un compendio de frases incoherentes en torno a los últimos tres días. Había vigilado la fisura espacial como un obseso; galaxias enteras brotaban de aquella monstruosa hendidura, cuyas fauces desgarraban las entrañas del universo.

Seguía enfadado con el profesor por su ausencia; tantos años de lucha por el reconocimiento de la comunidad científica, tirados a la basura. Hasta que una tarde, volví a mirar por su telescopio. 

Ahora sé lo que vio antes de morir. La humanidad está condenada.

Temblando, terminé de anudar la soga en torno a mi cuello y salté de la silla.