LA MONTAÑA DE FUEGO
—Abuela, ¿por qué no podemos salir de noche? ¿Es por los gritos que se oyen desde la montaña?
La anciana suspira y mira a través de la ventana, temerosa.
—Te contaré una historia terrible. Hace mucho tiempo, una serpiente monstruosa emergió de las profundidades de la tierra y arrasó con cada poblado de la región. Para calmar su ira, la gente sacrificó a todos los ancianos y a los niños huérfanos. La bestia retornó a la Montaña de Fuego y allí continua, dormitando hasta que los mil años de tregua lleguen a su fin.
—¿Y los gritos?
—Son ellos. Cada niño, cada viejo que murió en sus fauces, lamentándose por la vida que les arrebató el egoísmo de sus semejantes. Y cada noche nos recuerdan la vergüenza de nuestros antepasados.