LO SIENTO

Mi hija no ha llorado en toda la noche, es raro. En la puerta de su habitación me encontré con mi hijo pequeño, mirando hacia el pasillo oscuro con la mirada perdida.

—¿Cariño?

Él me mira al escuchar mi voz.

—¿Qué haces aquí?

No me contestó. Tengo un mal presentimiento. 

—Es muy tarde para estar fuera de la cama.

—El diablo me dijo que lo hiciera.

—¿Qué?

—Lo siento, mamá.

Rápidamente, voy hacia la cuna de mi pequeña. No hay palabras que expresen el horror que se apoderó de mí cuando miré en su interior…

Es por eso que no puedo dejar de gritar.