LUCES NAVIDEÑAS
Como cada Navidad, todas las casas del vecindario se han llenado de luces y adornos estrafalarios. Y como cada año, siempre hay una excepción. La casa que nadie decora.
En mi calle, esa casa lleva abandonada por lo menos medio siglo. Cuando paso frente a ella intento no mirarla.
Algo horrible sucedió ahí.
Fue mi padre quien me lo dijo, aunque nunca ha querido contármelo.
No necesito que lo haga.
Desde aquella noche en la que me fijé en una de las ventanas, y el rostro pálido y ensangrentado de un espectro me devolvió la mirada tras el reflejo de las luces de Navidad, sé que no me está mintiendo.