MAMÁ

Cuando mis padres se separaron, mamá regresó a vivir a su pueblo natal. Había crecido en una hermosa mansión blanca, frente a un lago. 

Fue ahí donde se ahogó. Nunca superó el divorcio.

Quedé devastado al enterarme de su muerte. Nadie pudo recuperar su cuerpo.

Aún recuerdo cuando la visitaba cada verano. Ibamos a remar en bote, ella se sentaba a mi lado y yo disfrutaba de su perfume de lilas.

Entré en la vieja casona, dubitativo, invadido por mis memorias. Todo me recordaba a ella, su suave aroma floral impregnaba cada rincón.

—¿Mamá?

La caricia espectral de una mano fría sobre mi rostro me heló la sangre. Ella seguía ahí. 

Había esperado hasta el último momento para despedirse.