CONVERSACIÓN

Lo encontró una tarde mientras volvía a casa del colegio. 

Era un perro extraño, de blanco pelaje y una mancha negra en la cabeza. Había algo en sus ojos que le impedía apartar la mirada de él.

Sus padres no le dejaban tener mascotas, así que lo escondió en el trastero.

Monique se sorprendió al descubrirlo vacío por la mañana. Había cerrado bien la puerta, no había forma de que el animal escapara, ni de ese lugar, ni del jardín.

—Hey, chico, ¿dónde estás? —susurró, nerviosa, buscándole en vano—. ¿Dónde te metiste?

Estaba a punto de volver a casa, cuando algo en el suelo captó su atención.

Era un ratón. Un ratón blanco con una mancha oscura sobre los ojos.

El animalillo la observó fijamente antes de atravesar un agujero en la cerca. Y luego desapareció para siempre.