NAHUAL

—¡Allá va! ¡Tras él!

Armados con cuchillos y escopetas, los hombres persiguieron a la bestia que amenazaba a los niños del pueblo. A punto había estado de devorar a un bebé, antes de que uno de ellos le disparara.

El enorme lobo saltó entre los matorrales, a pesar de la herida en su pata izquierda. No llegaría muy lejos.

—¡Lo tenemos! De esta no se va a salvar…

Los campesinos fueron hacia allá y se quedaron atónitos.

—Virgen Santísima…

Ante ellos no había un animal sino un hombre. Un sujeto de piel cobriza y largo pelo negro, desnudo, cuya pierna sangraba profusamente.

El brujo los miró con los ojos impregnados de odio y emitió un largo aullido.