RECUERDA
—He tenido el mismo sueño recurrente desde que era pequeña. Estoy de vuelta en el edificio donde vivíamos cuando éramos niñas. Caigo una y otra vez por las escaleras, pero nunca llego al final.
—¿Has hablado de esto con papá y mamá?
—Lo intenté, pero solo me ignoran. ¿Tú sabes algo, Lea? ¿Tuve algún accidente cuando era niña?
Mi hermana me miró, incómoda.
—Tú no, Marco. ¿Ya no recuerdas a Marco? Nuestro primo pequeño.
Me estremecí. Marco había muerto a los cuatro años de edad, mientras jugábamos. El recuerdo repentino de su cuerpo inerte, a los pies de la escalinata, me paralizó.
—Dios mío… el accidente…
—He ahí la cuestión, no fue ningún accidente. —Lea me miró, impávida—. Tú lo empujaste.