SALLY
Mi amiga Sally desapareció a los siete años. Solía subir la colina y mecerse en el columpio que colgaba bajo el árbol solitario, detrás de la casa de campo.
Ahí fue donde la encontraron días después. Sin vida.
La gente del pueblo cuenta cosas macabras acerca de su muerte, es el motivo por el que nadie se atreve a subir la colina. Digan lo que digan, yo seguiré viniendo. No me asustan esos cuentos de fantasmas. Además, ellos no creerían lo que ocurre por aquí. Ni siquiera lo sospechan…
—Hola, Sally.
El eco de una risa espectral retumba en mis oídos. Sonrío.
Mi amiga Sally desapareció hace mucho tiempo. Aún no quiere decirme quién la mató, pero eso no importa realmente.
Me encanta jugar con ella.