TEMBLOR

—¡Maldita sea, respóndeme! ¡¿Estás bien?!

—¿Qué ocurrió?

—El edificio se derrumbó, ¡todo está destruido!

Las palabras de mi hermano terminaron de sacarme del shock. Apenas y habíamos conseguido salir con vida.

El terremoto había sido devastador, el suelo yacía fragmentado bajo nuestros pies. La gente a nuestro alrededor lloraba y buscaba entre los escombros, llamando a los suyos a voz en cuello. Escuché sirenas a lo lejos.

—Oh Dios mío, ¿ahora que está pasando? ¿Qué es eso?

Algo estaba saliendo de entre las grietas. Una criatura de gran tamaño, de cabeza alargada, con antenas y colmillos prominentes. Sus extremidades eran similares a las de un arácnido. El pánico se desató entre nosotros.

Entonces, uno a uno, los seres de las profundidades comenzaron a emerger.