TRAICIÓN

—Que vista tan hermosa, aquí fue donde te pedí matrimonio. En esta terraza frente al mar. Cuando me dijiste que sí, me sentí el hombre más feliz del planeta.

—Por favor, Abel…

—Pero me traicionaste. Te casaste conmigo solo por mi dinero y lo disfrutaste a mis espaldas con ese pobre diablo. 

La mujer sollozó, aterrorizada. Abel retiró la pistola de su espalda.

—¿Vas a matarlo? —murmuró.

—De ti depende. Mañana por la mañana, las autoridades descubrirán que uno de ustedes se ahogó. Sabes cual es mi regla más importante: toda traición se paga. Ahora dime, ¿será él o serás tú?

Con un nudo en la garganta, la joven bajó la escalinata para dirigirse al mar…