ÚLTIMO DÍA

—Cariño, ¿qué haces levantada tan temprano?

La niña no contestó. Entró en el dormitorio de sus padres, pálida e inexpresiva. Se quedó de pie frente a la ventana, mirando hacia afuera en silencio. Su mente parecía encontrarse a kilómetros de distancia.

La pareja se miró entre sí, extrañada.

—¿Cariño? ¿Qué sucede?

Sin respuesta.

—Hija, me estás asustando. ¿Qué pasa? 

—¿Qué miras afuera?

—¿Hija?

Finalmente, la niña se volvió hacia ellos. Su rostro era el de una extraña.

—Deberíamos hacer todo lo que queramos el día de hoy. Porque este será el último.